Te conocí un día de enero, con la luna en mi nariz y como vi que eras sincero, en tus ojos
me perdí; que torpe distracción y que dulce sensación. Y ahora que andamos por el mundo como Eneas y Benitin, ya te encontré varios rasguños
que te hicieron por ahí; pero mi loco amor es tu mejor doctor.
Voy a curarte el alma en duelo, voy a dejarte como nuevo y todo va a pasar, pronto verás el sol brillar. Tú más que nadie merecer ser feliz.
Ya vas a ver como van sanando poco a poco tus heridas, ya vas a ver como va
la misma vida a decantar la sal que sobra del mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario