17 jun 2011

No hay nada.

No hay nada ni nadie que pueda cubrir 

tu hueco en mi abrazo, tu ausencia en mis brazos.

La ciudad se vuelve grande y a su vez tan pequeña, 

que me atrapa en la celda de mi oscuro cuarto

falto de la luz de tu pelo, del calor de tus manos.

Ni siquiera el peor de los vinos ni el mejor de los polvos

consiguen que pueda olvidarte, que pueda borrar tus recuerdos.

Esos bonitos recuerdos, esos mejores momentos,

que como siempre pasa, son los que se han de olvidar…

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